Después del punto más bajo de las restricciones de viaje por el Covid, la temporada de viajes de verano está en pleno apogeo. Según la Administración de Seguridad en el Transporte, se prevé que los viajes aéreos superen los niveles anteriores a la pandemia. Las personas están sacando sus pasaportes del cajón, o esperando semanas para renovarlos, y solicitando las visas que necesitan para sus destinos. Las vacaciones internacionales requieren planificación, aún más ahora. Si bien el mundo se ha vuelto a abrir en su mayoría desde los bloqueos, la mayoría de los países tienen límites estrictos sobre cuánto tiempo pueden visitar los no ciudadanos.

La facilidad con la que puedes moverte por el mundo y cuánto tiempo puedes quedarte en tu destino tropical elegido depende completamente de tu pasaporte. Esto es un problema geopolítico más complicado de lo que te imaginas, y los ciudadanos de los países ricos occidentales suelen tener ventaja.

Los ultrarricos están coleccionando no solo un pasaporte, sino a veces dos o tres, y múltiples ciudadanías y todos los privilegios que conllevan. Estos pasaportes, a menudo emitidos por países particularmente acogedores con dinero, pueden ser una especie de objeto de colección, un artículo de lujo y símbolo de estatus para presumir en sofisticadas reuniones. También abren la puerta a una posible escapada en caso de que las cosas se compliquen para el titular en su vida personal o en su país de origen.

Todo lo que se requiere es dinero, desde $100,000 en el extremo inferior hasta más de $1 millón en el extremo superior, invertidos en propiedades o bienes públicos, además de verificaciones de antecedentes y una breve espera para la aprobación. Los Llamados “pasaportes dorados”, ni siquiera requieren que los ricos residan en los lugares donde tienen la ciudadanía.

El ex CEO de Google, Eric Schmidt, solicitó la ciudadanía por inversión de Chipre hace algunos años, lo que le permitió viajar a la Unión Europea durante los bloqueos por Covid. Harlan Crow, el multimillonario donante republicano conocido por obsequiar regalos costosos y no revelados al juez de la Corte Suprema Clarence Thomas, obtuvo la ciudadanía en la isla caribeña de San Cristóbal y Nieves en 2012. Una gran cantidad de oligarcas rusos han comprado pasaportes, a menudo en Chipre, aunque muchos han sido revocados desde el estallido de la guerra entre Ucrania y Rusia. Los solicitantes invierten dinero en la industria inmobiliaria del país o en un programa gubernamental, filantropía u otro sector, a cambio de que el gobierno considere si su importante contribución a la economía del país merece la ciudadanía, sin mencionar un nuevo pasaporte.

A veces, las personas adineradas y conocidas ni siquiera tienen que solicitar a través de un programa formal. El fundador de Snapchat, Evan Spiegel, obtuvo la ciudadanía francesa en 2018 por una contribución excepcional al país (no está claro cuál fue exactamente esa contribución). Al empresario de capital de riesgo Peter Thiel se le eximio de las restricciones de viaje por la pandemia.

La ciudadanía otorgada a individuos por logros extraordinarios o contribuciones a un país, o a un campo específico, se otorga a discreción del gobierno: después de todo, una nación puede otorgar ciudadanía a quien desee, pero a menudo se otorga a celebridades o atletas profesionales. Por otro lado, los programas establecidos de ciudadanía por inversión establecen un plan claro para convertirse en ciudadano de una nación sin tener lazos previos.

“El estándar de oro es tener acceso sin restricciones a la UE y a los países de Schengen”, dice Michael Kosnitzky, abogado de family office en Pillsbury Winthrop Shaw Pittman, quien ha ayudado a muchos de sus clientes de alto patrimonio a obtener una segunda e incluso tercera ciudadanía.

Para los ricos, ese acceso sin restricciones vale la pena el dinero. No tienen que planificar su escape; los pasaportes dorados les permiten viajar por el mundo en un abrir y cerrar de ojos, y ser tratados como ciudadanos, no solo como visitantes. Algunos pueden desear ingresar a un país sin restricciones porque tienen la intención de vivir allí o tienen familia allí. Para otros, hay otro tipo de libertad: una vía de escape ante acusaciones penales y procesamientos. La ciudadanía por inversión ofrece a los ricos una amplia gama de movimientos y posibles protecciones legales que el resto de nosotros no tenemos. Para las naciones en desarrollo o que se están recuperando de la pandemia de Covid, estos programas son una forma fácil de aumentar los ingresos del gobierno.

Aerial view of Lady of Mount Carmel church, St.Paul’s Cathedral in Valletta city, Malta

Malta es un lugar popular para obtener la ciudadanía, y es bastante fácil entender por qué. Getty Images/iStockphoto

Cómo funciona?

Según Kristin Surak, socióloga política en la London School of Economics, unos 22 países tienen una disposición legal que permite la ciudadanía por inversión. Su próximo libro, “The Golden Passport: Global Mobility for Millionaires”, cubre ocho años de investigación en más de una docena de países. “Incluso Rusia tiene uno”, dice Surak.

La idea básica es que una persona que realiza una inversión significativa en una nación puede obtener el privilegio de la ciudadanía, y la ciudadanía a cambio de una inversión es un juego en el que cada vez más estadounidenses adinerados participan. Estados Unidos no tiene una política que limite las dobles ciudadanías; siempre y cuando el otro país lo permita, un estadounidense teóricamente puede tener tantos pasaportes como desee.

Dentro de los países dispuestos a ofrecer la doble ciudadanía por inversión, solo unos pocos dominan el mercado, a menudo los programas que otorgarían una mayor movilidad en Europa. Malta, un pintoresco archipiélago frente a la costa de Italia, ha sido durante mucho tiempo el favorito, pero es uno de los más caros, requiriendo inversiones, donaciones benéficas y compras de propiedades que superan el millón de euros. Chipre también estuvo en la lista, pero su programa de ciudadanía por inversión se cerró después de que una investigación de Al Jazeera revelara que había otorgado pasaportes a criminales.

“Aún me gusta Malta, pero ahora hay otros países, como Eslovenia, Eslovaquia, Hungría y mi favorito personal, Austria”, dijo Kosnitzky.

Una filtración de documentos gubernamentales en 2020 también reveló que altos políticos chipriotas habían ayudado a criminales, incluyendo personas condenadas por fraude y lavado de dinero, a obtener la ciudadanía de la nación isleña. La filtración llevó al cierre del programa de CBI de Chipre. En 2018, la periodista Daphne Caruana Galizia fue asesinada mientras investigaba posibles casos de corrupción en el programa de pasaporte dorado de Malta. El primer ministro Joseph Muscat renunció como consecuencia de su muerte. Además de las acusaciones de que algunos de estos programas permiten que criminales y personas corruptas obtengan los derechos y privilegios de la ciudadanía, la venta de pasaportes y visas puede tener otras consecuencias indeseables: en Portugal, los visados dorados contribuyeron a un aumento inasequible de los precios de la vivienda.

Ahora la industria se está moviendo hacia el Medio Oriente, dice Džankić. “Egipto ha tenido este esquema desde 2020, pero recientemente relajó las condiciones para obtener la ciudadanía; Jordania ha tenido un programa de CBI desde 2018. Arabia Saudita, Qatar, Baréin todos tienen programas recientes de residencia por inversión”, dice ella.

Surak reconoce que los pasaportes dorados son un tema altamente politizado, pero sostiene que muchas de las naciones más pequeñas que ofrecen ciudadanía por inversión lo hacen porque realmente necesitan el dinero.

El simple hecho de que ser un ciudadano rico de cierto país signifique que alguien puede tener mucha más libertad de movimiento que un ciudadano más pobre de otra nación se debe a que nuestro entorno geopolítico ha favorecido principalmente a naciones ricas y blancas. En otras palabras, dice Surak, “Revisa el privilegio de tu pasaporte”.

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